Sobre mí

Durante los veranos de mi infancia aprendí a mirar el mundo con atención. La naturaleza tenía su propio lenguaje, y mi abuela y sus hermanas me enseñaron a escucharlo. Me hablaban con la calma de quien ha vivido mucho, entre costuras y relatos que parecían no tener prisa. Yo las observaba, hechizada por el ir y venir de sus manos. Mi abuela, costurera encantadora, me dejaba pasar la aguja sin hilo, como si me iniciara en un arte ancestral.

Mi abuelo cuidaba la casa con la misma dedicación con la que llenaba el botijo de agua fresca, asegurándose de que nunca faltara ese pequeño lujo del verano. Y por la noche, la esperada lumbre. Un resplandor cálido que olía a patatas asadas y nos reunía a todos, como si el día no pudiera terminar sin ese momento de quietud. No hacía falta más para que el verano fuera mi estación favorita. Pueblo y montaña. Boquitas de dragón y saltamontes.

Los veranos han cambiado. Ya no encendemos la lumbre ni calentamos las camas con los viejos calentadores de cobre. Las mantas de lana ya no nos envuelven bajo un cielo estrellado. Incluso los inviernos son distintos: la nieve apenas cubre el pueblo y las palas, antes imprescindibles, esperan en el desván la nevada que ya no llega.
 

Durante el resto del año, la vida transcurría entre plantas y flores. De mi madre aprendí el valor de la constancia y la bondad de los pequeños gestos. De mi padre, la emoción por descubrir lo nuevo. Juntos, convirtieron una pequeña floristería en un rincón donde la vida se medía en pétalos, juegos y algún que otro deber del colegio.

Hoy sigo soñando con aquel mundo de mi infancia. Pueblo y montaña. Boquitas de dragón y saltamontes. 

Siguiendo ese sueño, creé la Escuela Siempreviva, un lugar donde el aprendizaje florece cada día y donde, como en aquellos veranos, sigo descubriendo la magia en lo cotidiano.

 
Siempreviva

Escuela de arte, ciencia y naturaleza que genera y apoya proyectos de creación, formación y sensibilización ambiental. 

Siempreviva, simboliza la perseverancia.

 



 

Mi nombre es Amaya y mi pasión por la naturaleza me llevo a estudiar Biología ambiental.

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